viernes, 30 de diciembre de 2016

Escondido bajo tierra ... El pecado de Acán

Josué 7:20-21 “Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho. Pues vi entre los despojos... un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tome; y he aquí que está Escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de ello”.

Aquí vemos la historia de los actos de Acán que trajeron la derrota a la tribu por haber desobedecido el mandato divino de no tomar nada del anatema. Vemos cómo Jehová permite que su pueblo fuera derrotado por la desobediencia que éste Acán trajo sobre la tribu. Cuando Josué clama a Jehová con evidente asombro el porqué de la derrota, Jehová revela la razón. Este enfrenta a Acán y le confiesa lo que hizo,. No solo confiesa el acto de desobediencia, también fue robo, codicia, en fin, podemos ver muchas actitudes malas que habían en el corazón de Acán. Conocemos el final de Acán: apedreado y quemado.

Ahora bien …. El punto que deseo tocar es el siguiente: Acán luego de robar las cosas dice que las “escondió bajo tierra”. Su pecado, sus actos, lo que obtuvo por desobedecer fue y lo escondió bajo la tierra. Cuántas veces nosotros cometemos alguna falta, pecado, alguna actitud y pretendemos esconder las cosas pensando en nuestra mentalidad tan finita que nada ni nadie se ha de dar cuenta? Cito un texto de mis favoritos que dice “Que no hay nada encubierto que no haya de ser manifiesto”. Todo, absolutamente todo ha de salir a la luz en cualquier momento y mucho más rapido si consciente o inconscientemente pensamos en engañar a Dios. En nuestra vida yacen muchas veces esos “fósiles” que lo que hacen es traer podedumbre a nuestro interior. Llamo “fósiles” a aquellas cosas, sentimientos, actitudes, pecados, que sabemos que están presentes más sin embargo no queremos trabajar ni permitir que Dios trabaje en ellas. Queremos alcanzar la luz de Cristo pero nos agrada vivir en la oscuridad. Queremos lo mejor pero estamos tan acostumbrados a vivir en la miseria emocional, mental y espiritual que se nos hace más fácil quedarnos donde estamos que caminar y crecer para que podamos recibir y dar el precioso fruto del amor de Cristo. Y no es que Dios aún en nuestra condición no nos use… recordemos que Dios suple las necesidades de el ser humano y usará a quien tenga que usar para impartir la palabra de vida al hambriento pero eso no implica que el porque Dios nos use, estamos bien…. No hermanos, Dios nos usa en misercordia, en amor para cumplir su propósito, pero nosotros como hijos de Dios tenemos la responsabilidad de ponernos a cuentas con el Maestro.

Como el pecado de Acán quien trató de esconderlo bajo tierra pero no pudo, así sucede en nosotros. Por más que tratemos de esconder, evadir cualquier cosa que hagamos o tengamos, hermanos, Dios siempre sacará todo a la luz. La luz es Cristo, y en la luz no pude existir ningún rastro de oscuridad. Cuando Cristo viene a tu vida todo es puesto en evidencia. No para avergonzarte sino para que esas cosas que habitan en nosotros que nos dañan y laceran el alma y opacan el espíritu sean quitadas y extirpadas de nosotros para que Cristo illumine todo tu ser. Ahora bien ... existe dos tipos de actitudes: están los que sabiendo lo que traen en su interior y lo que hacen ,,, hacen como Acán, tratan de ocultarlo para que nadie se de cuenta y están aquellos que saben lo que llevan adentro pero van en humildad ante Dios exponiendo sus cuitas para que éste intervenga en sus vidas. Dios todo lo sabe y lo conoce aún antes de nosotros decirle pero le gusta que seamos honestos ante El, que expongamos lo que nos aqueja porque para ello es que tenemos intimidad con el Amado, para dialogar y conversar con El, conocerle. Cuando somos honestos y sinceros ante nuestro Padre Celestial, abrimos esa vía de comunicación tan hermosa donde podemos disfrutar de su compañía y podemos establecer una relación más cercana con Dios pero cuando somos como Acán que pretendemos ocultar las cosas lo que estamos hacienda es un acto que nos puede alejar de Dios y su comunicación.

Todos en cierta medida tenemos cosas en nuestro interior que requieren una intervención de Dios en nuestra vida. Por favor, Dios desea que te humilles ante su presencia y ahí en la intimidad, en lo secreto expongas eso que te aqueja para que el pueda brindarte el oportuno Socorro. No calles, no te inhibas, eso te hace más daño y te impide crecimiento y fortaleza. Son esas pequeñas zorras las que dañan los viñedos… son esas pequeñas cosas que tenemos adentro lo que nos impide desarrollar el carácter de Cristo en nuestra vida, nos impide madurar, crecer, ejercer lo que Dios nos ha encomendado con excelencia, nos impide mirar a otros con amor y misericordia y entender el proceso de cada cual. Cuando no queremos trabajar estos asuntos interiores nos convertimos en juees, fiscales, andamos juzgando al hermano, la situación del hermano, andamos en la carne, no en el espíritu, la vision es corta, no podemos ver las cosas desde la perspective de Cristo porque hay un agente contaminante interviniendo en tu relación con Cristo. Por eso vemos al pueblo de Dios pereciendo por falta de conocimiento, pereciendo por inmadurez, pereciendo porque no queremos ser libertados por Cristo. Ya no escondas más eso que traes, no escondas más ese pecado,,, ve a Cristo y confiesa y recibirás la libertad, la sanidad, la restauración que tu alma necesita porque Dios tiene cuidado de ti. El te ama …

Acércate a tu Padre Celestial y no temas … Un corazón contrito y humillado no rechaza el Señor. Recuerda que El desea lo mejor para tu vida.


Verónica Nikka López
30 diciembre del 2016
Shalom !!