Jeremías 8:7 (DHH) ... " Aún la cigueña en el cielo sabe cuándo debe volver. La tórtola. la golondrina y la grulla saben cuándo deben ir a otro lugar. En cambio tú, pueblo mío, no conoces mis leyes ".
El pueblo de Dios estaba viviendo una vida de total desenfreno. Estaban viviendo como si nunca hubieran conocido a Jehová y sus estatutos. El pueblo elegido, bendecido, santificado, estaba sumergido en la apostasía. Jehová constantemente daba a su pueblo muestras de su amor, de su providencia, de su presencia, de sus cuidados, de su protección, los llevaba a los grandes triunfos sobre sus enemigos, se manifestaba en sus vidas de formas inimaginables. Pero sus corazones se inclinaban a la maldad. Estaban tan ciegos que el profeta les dice que las criaturas como la tórtola, la grulla, la golondrina, conocían y estaban concientes de sus tiempos, de cuándo venían y cuándo debían marcharse conforme a la temperatura, el clima y las condiciones del aire. Sin embargo, el pueblo de Dios, pueblo cuyo Dios estaba constantemente presente en sus vidas, dotado de razón, quienes conocían las ordenanzas de Jehová, no conocían lo que estaban haciendo y viviendo. La ceguera era tal que aún el profeta los compara con el conocimiento que tienen los animales solamente por cuestiones de climatología, y ellos que eran los elegidos de Dios, creados como seres tripartitos con espíritu, alma y cuerpo. que vivían bajo columna de fuego en la noche, y columna de nube en el día, no estaban concientes de que se avecinaba el juicio de Jehová por sus conductas de apostasía y toda clase de pecados.
Tristemente, hoy estamos viendo lo mismo; vidas que una vez sirvieron al Señor, que vieron en sus vidas las manifestaciones de gracia, amor y poder en sus vidas, personas que aunque no hayan servido, sí han tenido experiencias con el Señor; viven vidas de desenfreno como si eso fuera a satisfacer y a llenar cada espacio vacío que hay en sus vidas. Las mentalidades de hoy son " gozar hasta que el cuerpo aguante ", sin embargo, no saben, como el mismo pueblo del Señor, que el tiempo de Dios con cada uno y con las naciones ha llegado. No es por dar anuncios tétricos, ni desoladores. es que son cosas escritas en la palabra las cuales muchos quisieran arrancarlas pero aunque destruyan el papel, jamás lo que está escrito y destinado a ser ha de cambiar. Es tiempo de volverse a Dios y poder hallar su oportuno socorro. Especialmente el pueblo de Dios hoy, que está sumergido en tantas prácticas antibíblicas, antinaturales, tantas cosas que a Dios desagradan tanto; vuélvase al Señor. Hoy todavía estamos a tiempo de arrepentirnos. El tiempo es demasiado corto !
Shalom ...
Verónica Nikka López
2 octubre del 2016
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