lunes, 18 de julio de 2016

El corazón de Judas

Juan 13:27: " Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto ".

Sin lugar a dudas, se habla de Judas Iscariote, quien entregó a Jesús. Judas recibió el mismo trato, la misma preparación, el mismo privilegio de intimar con Jesús de forma directa, el mismo poder para sanar enfermos, atar a los demonios que los demás discípulos. Tuvo además, un lugar de privilegio ya que era el encargado de administrar las finanzas del grupo (Juan 13:29). Sin embargo, en él había algo distinto en lo más profundo de su ser que los otros discípulos: una semilla de maldad y de ambición. Hay dos ocasiones donde la palabra expresa que Satanás entró en él: Lucas 22:2-6 cuando Judas se reúne con los sacerdotes y jefes para entregar a Jesús y en Juan 13:27 cuando Jesús le entrega el bocado de pan. Lo que sí, en definitiva, podemos entender es que ya Satanás había entretejido en su corazón una fortaleza de maldad la cual no pudo escapar. 

Cuando Jesús fue a Capernaúm dió un discurso sobre cuál era la verdadera abundancia y de dónde venía. Esto creó en los discípulos incomodidad; tanto así que Jesús les da la opción de irse (Juan 6:67). De igual forma indica en 6:70 que uno de ellos es el diablo, obviamente refiriéndose a Judas porque Jesús sabía que era él quien lo entregaría. Ese fue un momento de confrontación donde Judas pudo pedir ayuda a Jesús para que le ayudara con la batalla que estaba enfrentando su interior. Pero no lo hizo. Si nos damos cuenta Judas no era de mucho hablar, solo dedicaba su tiempo a maquinar en su mente la maldad que ya Satanás había sembrado en él. De estos 12 discípulos, Satanás escogió a aquel que alimentaba mal en su interior. Había en él un hendidura en su vallado que poco a poco el enemigo la hacía más grande porque él la alimentaba con las maquinaciones de su mente y corazón. Bien dice Eclesiastés 10:8: " El que hiciere hoyo caerá en él; y al que aportillare vallado, le morderá la serpiente ". Y esto pasó en Judas; su vallado fue asaltado porque ya había una grieta en su armadura. 

Sin lugar a dudas, el enemigo de las almas había invertido mucho tiempo en Judas de hacía mucho tiempo. Tenía puertas abiertas donde sutilmente fue levantando un castillo de pensamientos y sentimientos diabólicos y se manifestó cuando entregó a Jesús. En Judas podemos ver unos demonios sobresalientes los cuales operaban abiertamente: la maldad que da a luz el engaño, la falsedad, la traición, la ambición desmedida, el desamor, la hipocresía, la indiferencia, lo oculto, el odio.  El enemigo opera sabia y sutilmente, pero Dios siemprenos da la oportunidad de ser confrontados. Judas tuvo cientos de ocasiones donde fue confrontado pero hizo caso omiso. En los sermones que daba Jesús, el poder de Jesús, el saber que Jesús conocía los pensamientos, la rectitud de Jesús en todo su caminar era suficiente como para que Judas se acercara donde su Salvador y pidiera la ayuda. Pero la dureza de su corazón estaba en total apogeo porque nunca quiso enfrentar sus demonios. A fin de cuentas, luego que Satanás lo utilizó para su propósito. lo destruyó. Y es que siempre pasa porque Satanós vino a matar, hurtar y destruír.

El Espíritu Santo siempre nos confrontará por medio de su palabra, por medio de mensajes, por medio de alabanzas, de escuchar un testimonio, de un programa, en fin, Dios por medio de su Espíritu Santo habla por todos los medios y de todas las formas para llamar nuestra atención a que atendamos esas zorras que quieren dañar la viña de nuestro corazón. No todo lo que existe en nuestro interior es de conocimiento nuestro pues Jeremías 17:9 dice: " Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; quién lo conocerá ?". Sin embargo, en ese mismo texto está la respuesta. Dice Jeremías 17:10: " Yo Jehová, que que escudriño la mente, que prueblo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras ". Solo Dios tiene el poder de conocer nuestra intimidad. No podemos creer que porque no sentimos nada raro en nostros o no pensamos que haya cosas feas y ocultas en nuestro interior, es que no hay nada. Siempre vamos a tener batallas en el interior que a veces uno no sabe el porqué de cosas que nos suceden. No podemos ser prepotentes, no podemos ser orgullosos cuando escuchemos algún mensaje y decir que eso no es para nosotros. No podemos ser prontos en arguír comentarios sin antes ir donde el Espíritu Santo quien nos conduce a la verdad y a la justicia y preguntar. Ore, busque en la intimidad con el Señor  y pídale que le revele lo oculto o aquellas cosas que puedan minar y dañar nuestra relación con el Padre. Si Dios le envía a un siervo a hablarle a usted personalmente y le diga cosas que posiblemente no le agraden, en vez de ser prontos en decir cosas, mejor vaya al secreto con el Padre y pregúntele. A veces nos cerramos a la verdad porque o somos ministros reconocidos, o tenemos puestos grandes en los concilios, somos demasiado orgullosos para reconocer o pensamos que somos mejores que nadie. No te molestes o incomodes cuando el Señor te hable por medio de un vaso suyo, porque posiblemente muchas veces ha tratado de llamar tu atención para que te sientes a comer de sus manos palabra del cielo y en tus afanes del diario vivir no le has podido escuchar. 

Los asuntos del corazón y del espíritu son muy delicados e importantes como para que por razones que carecen de importancia las ignores porque no te agrade la forma en la que el Espíritu Santo te hable. Judas caminó con Jesús, fue uno de los 12 discípulos, comió el poderoso pan de la enseñanza de las mismas manos del Salvador, y aún así lo traicionó. Piensas que estamos exentos de que sucedan cosas así en nosotros ? El que piense estar firme, mire que no caiga. 1 Corintios 10:12

Verónica López


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